Lecornu había renunciado el lunes tras la rápida controversia generada por su gabinete, anunciado apenas el domingo. La composición del equipo ministerial recibió duras críticas dentro del propio gobierno, especialmente del ministro del Interior, lo que precipitó su dimisión.
Para intentar superar la crisis, Macron sostuvo intensas conversaciones con líderes de distintos partidos en un plazo de 48 horas. Sin lograr consensos sólidos, el mandatario optó por mantener a Lecornu al frente del Ejecutivo, en lo que analistas consideran una apuesta por la continuidad frente al caos político.
El retorno del primer ministro se produce en medio de un clima de parálisis legislativa, con dificultades para aprobar el presupuesto y un escenario político fragmentado. Esta situación ha llevado a comparaciones con la inestabilidad de gobiernos europeos como el italiano.
En su primer gabinete, Lecornu había prometido cambios y renovación, pero terminó incluyendo principalmente aliados de Macron, lo que provocó descontento entre sectores que esperaban mayor pluralidad. Esta vez, su selección de ministros será seguida de cerca por la opinión pública y los partidos de oposición.
Con su nuevo nombramiento, Lecornu enfrenta el reto de recuperar la confianza del Parlamento y consolidar un equipo que pueda avanzar en las reformas pendientes, mientras busca demostrar que su liderazgo puede sostener la estabilidad del gobierno francés.
Redacción: Forum News