El encuentro, cargado de vértigo y tensión, dejó varias acciones discutidas. Una falta dentro del área de Lamine Yamal sobre Vinicius que fue anulada por el VAR, y un gol de Kylian Mbappé invalidado por posición adelantada, desataron reclamos en la afición blanca. Pero las quejas no fueron exclusivas: desde el banquillo azulgrana también surgieron reclamos hacia el arbitraje.
La jugada más polémica llegó al cierre del primer tiempo, cuando Jude Bellingham puso el 1-0 tras aprovechar un rebote en el área. El conjunto catalán protestó al considerar que en la acción previa el central Dean Huijsen cometió falta sobre Pau Cubarsí, impidiendo al defensor despejar el balón. Pese a las protestas, el tanto fue validado por el colegiado.
A pesar de las controversias, el Real Madrid mostró pasajes de gran fútbol. Con un bloque ofensivo rápido y preciso, el equipo de Xabi Alonso desnudó los desajustes defensivos del Barcelona y aprovechó los espacios para generar peligro constante. Mbappé fue determinante con su movilidad, mientras Bellingham y los mediocampistas sostuvieron el ritmo y la presión en campo rival.
El conjunto madrileño supo controlar los tiempos del encuentro y mostró una versión colectiva sólida, especialmente en la primera parte, donde impuso su ritmo y orden táctico. Esa claridad le permitió mantener la ventaja incluso cuando el Barcelona intentó reaccionar en el complemento.
Barcelona logró descontar con Fermín y estuvo cerca del empate, pero el Madrid respondió con firmeza para asegurar la victoria. Más allá del marcador, el arbitraje volvió a ser protagonista en un clásico donde las interpretaciones dejaron divididos a ambos bandos.
Con el resultado, Real Madrid se mantiene firme en la cima de la Liga con 27 puntos, cinco más que su eterno rival. Barcelona, en tanto, buscará recuperar terreno en su próximo compromiso, mientras las polémicas siguen siendo tema de debate en todo el fútbol español.