Una nueva caravana de migrantes salió este miércoles desde Tapachula, en el sur de México, con la meta de llegar a la capital del país. El grupo, integrado por varios cientos de personas procedentes de Guatemala, Honduras, El Salvador, Venezuela, Haití y Cuba, busca regularizar su situación migratoria y dejar atrás la precariedad en la frontera con Guatemala.
Los migrantes aseguran que su propósito no es llegar a Estados Unidos, sino alcanzar Ciudad de México para poder gestionar documentos que les permitan trabajar legalmente. Entre ellos está Yovani de Jesús, originario de Venezuela, quien denunció las dificultades para obtener trámites en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar). “Nos están negando los documentos. Siete meses fui a Comar, nunca me dieron respuesta. Sin papeles no se puede trabajar y uno queda expuesto a abusos”, afirmó.
La falta de regularización, explicó, los deja en situación de vulnerabilidad ante la violencia, los asaltos y la explotación laboral, pues en la mayoría de los casos deben aceptar empleos mal pagados sin acceso a servicios básicos. Gladys Castillo, migrante salvadoreña, indicó que la salida en caravana es un esfuerzo colectivo para encontrar mejores oportunidades. “Cuesta encontrar trabajo y cuando aparece es muy barato. Queremos papeles para llegar a la capital y poder sobrevivir”, señaló.
En la marcha también se encuentra Oreste Rodríguez, de origen cubano, quien avanza junto a su familia empujando un triciclo. Describió la experiencia como “un infierno” marcado por la falta de apoyo y el miedo constante a la violencia, pero insistió en que su único objetivo es ser reconocidos legalmente. “Simplemente buscamos un estatus migratorio para poder aportar al país, trabajar sanamente”, expresó.
La crisis migratoria se refleja ahora en la Ciudad de México, que se ha convertido en un punto de concentración de quienes quedan varados en su intento de regularizarse. El endurecimiento de la política migratoria estadounidense y el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca han cambiado las rutas y expectativas, llevando a muchos a descartar el llamado “sueño americano” y optar por establecerse en México.