Pompeyo Bonilla Reyes, quien fuera secretario de Seguridad durante el gobierno de Porfirio Lobo Sosa (2010-2014), falleció en la madrugada de este jueves en Tegucigalpa, dejando un legado marcado tanto por su servicio público como por los desafíos y controversias que enfrentó durante su carrera.
Bonilla desarrolló una trayectoria política extensa dentro del Partido Nacional, donde ocupó diversos cargos y se convirtió en una figura reconocida en el ámbito de la seguridad y la política nacional. Su paso por la Secretaría de Seguridad coincidió con algunos de los momentos más críticos en la historia de Honduras, cuando la violencia y la criminalidad alcanzaban niveles alarmantes.
Durante su gestión, Bonilla enfrentó casos que estremecieron al país, incluyendo el asesinato de dos estudiantes universitarios en 2011, uno de ellos hijo de la exrectora de la UNAH, Julieta Castellanos, que involucró a policías, así como otros crímenes de alto impacto como la muerte del zar antidrogas Julián Arístides González, del asesor en seguridad Alfredo Landaverde, y de periodistas como Aníbal Barrow. Uno de los episodios más trágicos fue el incendio en el centro penal de Comayagua, que cobró la vida de 36 privados de libertad. En varias entrevistas, Bonilla reconoció el peso de su cargo: “Durante mi espalda pesan crímenes horrendos que se dieron en nuestro país”.
Su fallecimiento ha generado conmoción en los sectores políticos y en la sociedad hondureña. Hasta el momento no se han revelado detalles sobre las causas de su muerte. Los restos de Bonilla serán velados en la funeraria San Miguel Arcángel, en la colonia Alameda, con un servicio religioso en la iglesia Guadalupe y posterior traslado al Cementerio Santa Cruz Memorial.
Pompeyo Bonilla Reyes será recordado como un funcionario que transitó por los momentos más difíciles de la seguridad hondureña, cuya vida pública estuvo marcada por decisiones difíciles y polémicas que dejaron una huella en la política del país.
Redacción: Forum News